May 20, 2024

La nueva política de Biden para Latinoamérica

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El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, dio una conferencia en la Universidad de San Francisco de Quito, en la que abordó la política internacional de la administración Biden hacia la región, en especial en cuanto al fortalecimiento de la democracia.

Su planteamiento se centró en el problema que enfrentan las democracias en el hemisferio – incluyendo EE. UU.-. Y ese problema sería que los gobiernos democráticos no responden a los asuntos que más preocupan a sus ciudadanos. Argumenta que, es en la búsqueda de estas soluciones que las fuerzas antidemocráticas ganan adeptos prometiendo remedios rápidos; solo que al final esto no funciona y ellos se enquistan en el poder.

Los asuntos que más intranquilizan a los ciudadanos, argumentó Blinken, son: la corrupción, la seguridad personal y,  las dificultades económicas y sociales, muchas veces relacionadas con la injusticia y la desigualdad.

En este sentido planteó las siguientes líneas de acción: en cuanto a la corrupción  apuntó, “Estamos fortaleciendo las herramientas que tenemos para hacer que los individuos y grupos corruptos rindan cuentas, desde sanciones específicas contra la corrupción hasta acciones de ejecución penal y civil, y denegando visas a funcionarios corruptos y sus familias”. Esto lo estamos viendo cada vez más claro en el caso venezolano, nicaragüense y cubano. En otras palabras la política de sanciones sigue.

En cuanto a la seguridad del ciudadano, se promete mejorar el equilibrio entre represión y prevención. El esfuerzo no será solo en entrenamiento a las fuerzas de seguridad en el combate a la delincuencia — lo que podría suponer una revisión del Plan Colombia—, sino que además será para resolver las causas de dicha  delincuencia. Lo que presagia programas de prevención del delito. Esto nos recuerda un programa con ese nombre que se implementó en Venezuela durante el primer gobierno de CAP.

Por último está el reto de abordar los desafíos económicos y sociales que enfrentan los ciudadanos. Aquí hay un cambio fundamental en cuanto a la política de EE.UU. que ahora reconoce que, para hablar en términos de derechos humanos, los derechos económicos y sociales son tan importantes como los civiles y políticos. Y no promete, sino que informa que ya han invertido, desde 2020, más de US$ 10 mil millones en América Latina y el Caribe a través de la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo. Adicionalmente nos dice que espera que las empresas privadas se incorporen en este proceso.  Pero estas inversiones deben ser:  transparentes, no corrosivas, protectoras del medio ambiente y que respeten los derechos laborales y los derechos humanos.

Es una aproximación integral al problema de la crisis de la democracia, la cual aunque representa un importante cambio de visión de los norteamericanos es solo una parte de la política que debe desplegarse en la región.

Promover la democracia  no es suficiente si EE.UU.  no toma en cuenta el marco internacional en donde estas democracias deben desenvolverse. En otras palabras, los norteamericanos deben asumir seria y proactivamente su hegemonía en la región, frente a una China y una Rusia que junto a otros están medrando en ella con políticas agresivas que favorecen a las fuerzas antidemocráticas en la región.  Bilken, en su primer periplo por la región, perdió una importante oportunidad de hablar sobre ese tema y presentar la política de Biden en ese respecto.

Tampoco abordó el tema de la vuelta a la democracia en Venezuela directamente, aunque el asunto se habló en privado en las varias reuniones de altura que se tuvieron en este viaje. Las referencias públicas a Venezuela fueron más en cuanto a la estampida migratoria que ha llevado a unos seis millones de venezolanos por el mundo y su efecto en el hemisferio. Preocupa que, en este cambio paradigmático, el enfoque estadounidense  sea solo para evitar nuevas “Venezuelas” y no resolver el problema de Venezuela. Ya veremos. Por Alfredo Michelena

Courtesy translation ->

Biden’s new policy for Latin America

By Alfredo Michelena

The US Secretary of State, Antony Blinken, gave a conference at the University of San Francisco in Quito, in which he addressed the international policy of the Biden administration towards the region, especially regarding the strengthening of democracy.

His approach focused on the problem facing democracies in the hemisphere – including the US. Such problem is that democratic governments do not respond to the issues that most concern their citizens. He argues that, it is in the search for these solutions that anti-democratic forces gain adherents by promising quick remedies; only that in the end this does not work but they get entrenched  in power.

The issues that most disturb citizens, argued Blinken, are: corruption, personal security, and economic and social difficulties, often related to injustice and inequality.

In this sense, he proposed the following lines of action: regarding corruption, he pointed out, “We are strengthening the tools we have to hold corrupt individuals and groups accountable, from specific sanctions against corruption to criminal and civil enforcement actions, and denying visas to corrupt officials and their families ”. And we are seeing this more and more clearly in the Venezuelan case. In other words, the sanctions’ policy continues.

Regarding citizen security, the idea is to improve the balance between repression and prevention. The effort will not only be to train the security forces in fighting crime -which could mean a revision of Plan Colombia-, but also to address crimes causes. Which portends crime prevention programs – something that reminds us of a program with that name that was implemented in Venezuela during the first CAP government.

Finally, there is the challenge of addressing the economic and social challenges that citizens face. And here there is a fundamental shift in US policy that now recognizes that, to speak in terms of human rights, economic and social rights are as important as civil and political rights. And they do not promising, but rather reporting that they have already invested, since 2020, more than US $ 10 billion in Latin America and the Caribbean through the International Development Finance Corporation, with the hope that private companies will join in this process. But these investments must be: transparent, non-corrosive, protective of the environment and respecting labor rights and human rights.

This is a comprehensive approach to the problem of the crisis of democracy, which although it represents an important change for Americans vision, it is only part of the policy that must be deployed in the region.

Promoting democracy is not enough if the US does not take into account the international framework in which these democracies must develop. In other words, the Americans must seriously and proactively assume their hegemony in the region, in the face of a China and a Russia that, together with others, are thriving in it with aggressive policies that favor the anti-democratic forces in the region. Bilken, on his first tour of the region, missed an important opportunity to speak on this subject and present Biden’s policy in this regard.

The issue of the return to democracy in Venezuela was not directly addressed in this conference either, but it was a matter that was discussed in private at the various high-level meetings that were held on this trip. The public references to Venezuela in this journey were more in terms of the migratory stampede that has carried some six million Venezuelans around the world and especially do to of its effect in the hemisphere.

There is concern that, in this paradigm shift, the US approach is only to avoid new “Venezuelas” and not to solve the problem of Venezuela. We’ll see.

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