Con la llegada de Gustavo Petro al poder, comenzó una reedición del ala política de la extinta guerrilla del M-19. No solo porque el presidente perteneció al grupo, sino porque –por instrucción directa del mandatario– otros varios exmilitantes están aterrizando en cargos muy sensibles. El ejemplo explícito de esa reinvención del M-19 permea a la inteligencia del país, esa que conoce los secretos mejor guardados del pasado.La punta más clara de esta radiografía está en la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), entidad en la que Petro designó como jefe a Manuel Casanova. Texto Completo -> Primer Informe
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