El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, ha dado un paso audaz al disolver el congreso del país en un intento por evitar un juicio político, una medida que se produce en un momento en que los valores democráticos están en declive y la agitación política prevalece en América Latina.
El anuncio de Lasso se produjo el miércoles por la mañana, poco después del inicio de su juicio político, que probablemente hubiera resultado en su destitución del poder en los próximos días.
En un tuit, el empresario conservador de 67 años, que ganó las elecciones de abril de 2021 al derrotar al economista de izquierda Andrés Arauz, afirmó que disolver el congreso es la mejor manera de enfrentar la crisis política y permitir que el pueblo de Ecuador determine su futuro a través de unas próximas elecciones.
Al invocar una disposición constitucional llamada cláusula de “muerte cruzada”, la decisión de Lasso le otorga la capacidad de gobernar sin la legislatura hasta que se celebren nuevas elecciones. Algunos observadores especulan que esta maniobra podría beneficiar al presidente, ya que sería elegible para postularse en las próximas elecciones.
Sin embargo, la suspensión del congreso es un revés para la democracia de Ecuador y refleja las perturbaciones políticas que prevalecen en la región. América Latina ha estado lidiando con una variedad de desafíos, que incluyen levantamientos en los Andes peruanos, crecientes represiones autoritarias en Nicaragua y El Salvador, un supuesto intento de golpe militar en Brasil, regresión democrática en México y un aumento en la violencia de pandillas en Haití.
El decreto de 11 páginas de Lasso, que entra en vigencia de inmediato, justifica la decisión como una respuesta a una grave crisis política y agitación interna. El decreto ordena a las autoridades electorales organizar elecciones dentro de los próximos siete días, con el objetivo de evitar una escalada violenta como las protestas masivas que paralizaron Quito y otras partes del país el año anterior.
En su discurso inaugural en mayo de 2021, Lasso se presentó como un líder orientado a la acción que guiaría a Ecuador hacia un futuro caracterizado por la igualdad social y la estabsilidad económica. Sin embargo, el exbanquero ha enfrentado desafíos importantes, incluidas las repercusiones de la pandemia de COVID-19 y un aumento de la violencia relacionada con las drogas asociada con los cárteles mexicanos. Además, se ha enfrentado frecuentemente con la asamblea nacional controlada por la oposición.nclu
Si bien Lasso sobrevivió al intento inicial de juicio político de la oposición el año anterior, parecía probable que fuera destituido de su cargo luego del comienzo de una audiencia de juicio político basada en acusaciones de malversación de fondos, que él niega. La disolución del congreso a través del decreto pone fin de manera efectiva a estos procedimientos.
Para destituir a Lasso del poder, los legisladores de la oposición necesitaban 92 votos de 137 en la sesión de la asamblea nacional que comenzó el martes. Mientras que algunos analistas creen que esta acción podría traer un equilibrio político al país, ya que nuevas elecciones abren un camino para resolver la crisis actual. Otros consideran que esto Lasso ha cometido un suicidio político. Y tambien están lo que acusan a Lasso de haberse dado autogolpe, al estilo peruano, y que esto es un paso hacia la dictadura, pues Lasso gobernará por seis meses por decreto, o hasta que se elija un nuevo presidente.
Por ahora las mejores opciones de triunfo son para los “correistas”, que vienen de ganar las anteriores elecciones locales. Un triunfo de ellos reforzaría la tendencia, hacia el populismo de izquierda que reaparece en la región.
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