Venezuela está experimentando uno de los mayores colapsos económicos registrados en la historia fuera de tiempos de guerra, según el economista Ricardo Hausmann. El PIB del país se ha desplomado a aproximadamente una cuarta parte de lo que era en 2013, lo que representa una contracción del 75%, que es claramente mayor que la disminución del 9% observada durante la recesión de España de 2011. La capacidad productiva de Venezuela ha disminuido significativamente; la generación de energía eléctrica es insuficiente, la producción de petróleo ha disminuido de 3,4 millones de barriles por día bajo Hugo Chávez a 700.000 y el uso de la tierra agrícola se ha reducido drásticamente. Aproximadamente ocho millones de personas han emigrado de Venezuela. La moneda del país se ha devaluado enormemente, y Chávez y su sucesor Nicolás Maduro eliminaron colectivamente 14 ceros del bolívar. La hiperinflación ha dejado la moneda física casi obsoleta, y la mayoría de los precios ahora se fijan en dólares estadounidenses. Los empleados del sector público cobran alrededor de 20 dólares al mes, cantidad insuficiente para cubrir las necesidades básicas, lo que alimenta el éxodo masivo y el colapso de las funciones estatales. Hausmann enfatiza la necesidad de reconstruir diversas capacidades (petróleo, electricidad, seguridad, infraestructura y educación) e insiste en que se requiere una intervención estatal significativa y un mayor gasto público, independientemente de los debates ideológicos entre liberalismo e intervencionismo. Sostiene que un Estado funcional debe preceder a cualquier debate entre mercado y Estado. Reconstruir el Estado implica restablecer la dignidad del servicio público y establecer finanzas públicas sanas, libres de la impresión inflacionaria de dinero y dependientes de la financiación en dólares de organismos internacionales. La preferencia de Maduro por distribuir “bolsas provisionales” en lugar de aumentar los salarios mínimos es criticada como una herramienta de control político más que como una estrategia económica viable. Las reformas futuras deberían centrarse en restaurar los derechos y empoderar a los venezolanos, empezando por la revisión de numerosas leyes restrictivas de la era Chávez-Maduro. Hausmann también subraya la mayor importancia de la confianza política sobre los ajustes económicos menores, haciendo referencia a un debate estadounidense de 2022 en el que la política interna influyó en las decisiones de política exterior sobre la producción de petróleo venezolano en respuesta a la crisis de Ucrania. En conclusión, restaurar la esperanza e iniciar un cambio político en Venezuela se consideran esenciales para mitigar problemas como la emigración masiva y la inestabilidad económica. Entrevista original publicada en -> ElNacional
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