Informes recientes que sugieren que Cuba podría haber permitido que China establezca una instalación de vigilancia electrónica cerca de Estados Unidos, lo que ha provocado tensiones y planteado dudas sobre la naturaleza de las relaciones entre Estados Unidos y China. Las afirmaciones del Wall Street Journal de un acuerdo secreto entre China y Cuba han sido rechazadas por ambos gobiernos, lo que complica aún más la situación y deja espacio para la especulación.
Según las fuentes, China y Cuba supuestamente discutieron el establecimiento de una instalación de vigilancia electrónica en Cuba, ubicada aproximadamente a 100 millas de la costa de Florida. El supuesto objetivo de esta instalación es recopilar comunicaciones electrónicas del sureste de los Estados Unidos, lo que incluye monitorear el tráfico de barcos e interceptar información confidencial de las instalaciones militares estadounidenses cercanas. Además de inteligencia sobre Latinoamérica.
Tanto el gobierno cubano como el chino han negado rotundamente la existencia de algún acuerdo sobre una base de espionaje en Cuba. El viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossio, desestimó el informe del Wall Street Journal como “totalmente falso e infundado”, y acusó a Estados Unidos de fabricar la acusación para justificar su actual embargo económico contra Cuba. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China también desestimó el informe, criticó a EE. UU. y lo calificó como el “imperio de piratas informáticos más poderoso del mundo”.
Funcionarios estadounidenses, incluido el Consejo de Seguridad Nacional y legisladores de alto rango, expresaron su preocupación por el supuesto acuerdo. La administración Biden ha reconocido sus “preocupaciones reales” con respecto a la relación de China con Cuba y afirmó que sigue de cerca la situación. Los senadores Mark Warner y Marco Rubio, presidente y vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado, pidieron a la administración que tome medidas para prevenir cualquier amenaza potencial a la seguridad nacional.
Si las acusaciones fueran ciertas, la base de espionaje reportada tendría implicaciones significativas para las relaciones entre Estados Unidos y China y la seguridad regional. El momento del supuesto acuerdo, que coincide con los esfuerzos recientes para aliviar las tensiones, agrega otra capa de complejidad a la situación. El incidente que involucró a un globo de vigilancia chino que cruzó el espacio aéreo de los EE. UU. a principios de este año ya ha tensado las relaciones, lo que llevó a la cancelación de la visita del secretario de Estado Antony Blinken a China.
Cuba tiene un historial de estar involucrada en actividades de espionaje e inteligencia, baste recordar la base “Lourdes” para la intercepción de llamadas telefónicas y radiocomunicaciones se encontraba a unos 250 kilómetros de la costa de Estados Unidos y que fue cerrada al colapso de la Unión Soviética, en 2001. La supuesta base de espionaje china, si se demuestra que es cierta, se sumaría al legado de intriga y espionaje de Cuba. Además, se han planteado preocupaciones a nivel mundial sobre la expansión de la influencia de China y los posibles propósitos militares detrás de sus inversiones en proyectos de infraestructura en el extranjero.
La situación agrega mayor complejidad a las ya tensas relaciones entre Estados Unidos y China. Se necesita una investigación exhaustiva y declaraciones oficiales para determinar la verdad detrás de estas acusaciones. En el mundo del espionaje internacional, separar la realidad de la ficción sigue siendo una tarea desafiante, que deja lugar a la especulación y la incertidumbre.
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