During the inauguration of the Venezuelan Embassy in the Democratic People’s Republic of Korea (DPRK) in 2019, the Nicolás Maduro government declared its intentions to “expand the ties of friendship and cooperation between Caracas and Pyongyang.” While these allusions to a long-standing fraternity are constant in various official communiqués, both sides have chosen to gloss over certain uncomfortable facts as if they had selective amnesia. A careful analysis of Venezuelan-DPRK interactions seems to suggest that, rather than a case of “Socialist Solidarity” rooted in deep historical ties, what has really shaped this relationship has been the recent US efforts to isolate both countries. By Camilo Aguirre T. Full Text-> 38North
Traducción de cortesía -> Durante la inauguración de la Embajada de Venezuela en la República Popular Democrática de Corea (RPDC) en 2019, el gobierno de Nicolás Maduro declaró sus intenciones de “ampliar los lazos de amistad y cooperación entre Caracas y Pyongyang”. Si bien estas alusiones a una fraternidad de larga data son constantes en varios comunicados oficiales, ambas partes han optado por pasar por alto ciertos hechos incómodos como si tuvieran amnesia selectiva. Un análisis cuidadoso de las interacciones entre Venezuela y la RPDC parece sugerir que, más que un caso de “solidaridad socialista” arraigada en profundos lazos históricos, lo que realmente ha dado forma a esta relación han sido los recientes esfuerzos de Estados Unidos para aislar a ambos países.
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