If Russia’s invasion of Ukraine has taught us anything, it’s that authoritarian leaders consider themselves above the law—unrestrained by the sovereignty declarations, human rights protections, and international institutions established after World War II to prevent future conflict. For Russian President Vladimir Putin and his ilk, the rules of the international order were made to be broken. And his latest exploits show that, without a credible deterrent, territorial conquest is on the table.A powder keg much closer to the United States could be one of the world’s next tests: the Guyana-Venezuela border, where the two countries have been embroiled in a bitter fight over a contested region known as the Essequibo. By Paul J. Angelo and Wazim Mowla,. Full Text ->FP
Traducción de cortesía ->
Si la invasión rusa de Ucrania nos ha enseñado algo, es que los líderes autoritarios se consideran por encima de la ley, sin las restricciones de las declaraciones de soberanía, la protección de los derechos humanos y las instituciones internacionales establecidas después de la Segunda Guerra Mundial para evitar futuros conflictos. Para el presidente ruso Vladimir Putin y los de su calaña, las reglas del orden internacional se hicieron para romperlas. Y sus últimas hazañas muestran que, sin un disuasivo creíble, la conquista territorial está sobre la mesa.
Un polvorín mucho más cerca de Estados Unidos podría ser una de las próximas pruebas del mundo: la frontera entre Guyana y Venezuela, donde los dos países se han visto envueltos en una amarga lucha por una región en disputa conocida como el Esequibo.
Traducción al español -> Google Translación
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