La proliferación de autócratas enamorados de las elecciones presidenciales es un sorprendente fenómeno político. No es que a los dictadores les gusten los comicios libres y justos en los cuales ellos podrían perder. Eso no. Lo que buscan es el pasajero aroma democrático del que les impregna una elección popular, siempre y cuando su victoria esté garantizada. Y lo extraño es que a pesar de que, dentro y fuera del país, la gente sabe que la elección es una farsa, los autócratas siguen montando estas obras de teatro electoral que simulan una elección democrática. Por Moises Naim. Texto Completo -> ElPais
Courtesy translation-> The proliferation of autocrats in love with presidential elections is a surprising political phenomenon. Not that dictators like free and fair elections in which they could lose. Not that. What they are looking for is the passing democratic aroma that a popular election permeates them, as long as their victory is guaranteed. And the strange thing is that despite the fact that, inside and outside the country, people know that the election is a sham, the autocrats continue to put on these electoral plays that simulate a democratic election.
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