Desde que comenzó a trabajar como mecánica en su país natal, Samira se venía enfrentado a los prejuicios de quienes pensaban que una mujer no tendría la misma capacidad de lidiar con los autos que un hombre. Así que cuando se le ocurrió que esa era la mejor manera de sostenerse a sí misma y a sus dos hijas en Argentina –país al cual llegó tras salir en 2015 de Venezuela, donde eran moneda corriente la escasez de comida y medicamentos – Samira sabía que sería una tarea compleja. Texto completo-> ACNUR
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